La metáfora de las aguas

Hay tres metáforas sobre el agua que utilizamos habitualmente y que me han venido a la mente ahora que hemos pasado las de Caín con el vital líquido en la Ciudad de México. Después de un periodo crítico solemos decir que las aguas vuelven a su cauce cuando todo se normaliza y vuelve a reinar la tranquilidad; también decimos que agua estancada no mueve molino, esto para decir que sólo cuando se accionan los hechos suceden resultados y por último, sin que se agote la enorme lista que podríamos emprender, que nadie se baña dos veces en el mismo río, este más que un consejo es un dicho de un antiguo filósofo griego para señalar la mutabilidad del mundo; ya que cuando volvemos al río donde nos sumergimos ayer en realidad es otro porque las aguas siguieron corriendo y las que enfrentamos son completamente nuevas.

Comentaba estos temas con los expertos de CREDITUM, después de los hechos de esta última semana que, como pudimos ver, nos tuvieron de nuevo en la montaña rusa; por un lado la cancelación del aeropuerto de Texcoco acompañada de la sacudida que tuvimos en mercados y cotizaciones, el binomio de la caravana migrante y la explosión xenofóbica de Mr. Trump con sus consecuencias electorales naturales y por último, un regreso a la tranquilidad después del encuentro del nuevo gobierno con los contratistas del proyecto Texcoco. Las aguas tienen comportamientos peculiares.

Parece que, en efecto, las aguas están volviendo a su cauce, que en cierto sentido la preparación para los cambios ha dejado ya la sensación de que vamos a entrar en una nueva etapa con filias y fobias. Los mercados se tranquilizaron y pareciera que no todo está dicho en el tema aeroportuario; me parece que en tal sentido, tanto el sector empresarial como el inversionista están haciendo gala de madurez e inteligencia para mantenerse dentro de su área de conocimiento y no abalanzarse sobre el anzuelo político como antes se hacía, esta visión de las cosas podría resultar en grandes beneficios. Me parece que, si hay la intención de separar el poder político del poder económico, es una razón para emprender modelos inteligentes de diálogo con la política y con los poderes fácticos.

Así que las aguas vuelven a su cauce, o al menos en la superficie luce ya más o menos tranquila, sin embargo, centímetros más abajo hay corrientes que siguen en movimiento. Pensando de nuevo en el agua y en la “k invertida” de la que no entendimos nada pero que nos causó también molestia, se me aparece la imagen aquella de poner las barbas a remojar cuando ve uno las del vecino rasurar; lo digo porque el resultado electoral en los Estados Unidos es una buena metáfora de lo que sucede cuando un gobierno prefiere el monólogo de las redes sociales frente al diálogo con los medios de comunicación, si el nuevo gobierno es sensible al hecho entonces podrá corregir los excesos que dificulten esa relación. Sin embargo, para el sector económico la ruta de la prudencia es la que cuenta, esto es, los debates de comunicación entre los medios y el poder no siempre revelan aspectos importantes o reales del entorno, sino que son los dardos que se lanzan para mantener o afirmar posiciones. Atenerse a los hechos es lo que cuenta y es natural que el nuevo gobierno esté moviendo sus fichas para tener una posición más cómoda al inicio de su administración, sobre todo cuando el gobierno saliente se ha apagado prematuramente.

En la realidad nos mantenemos en un panorama estable, aunque con retos por superar, parece que el tema BANCOMEXT ha salido de la agenda por el momento y que la revisión del TLC será de nuevo necesaria por el cambió de composición del poder legislativo en el vecino del norte.

Así están las cosas, el río de la vida nacional ya no es ni será el mismo que antes de la elección presidencial y hay que aprender a vivir con eso. Para leer las nuevas reglas y la nueva claridad de las cosas, tendríamos que situarnos en la perspectiva de la oportunidad para los medianos y pequeños empresarios, estar atentos a las facilidades fiscales que se anuncian y sobre todo, incrementar la productividad con miras al sector exportaciones en mercados no tradicionales; ya tuvimos bastante con la telenovela del TLCAN como para no haber comprendido que el mundo es más amplio.

La lección del aeropuerto es también clara, la movilidad de los grupos predominantes en las cúpulas empresariales permitirá movimientos en los sectores medios y pequeños, a río revuelto ganancia de pescadores y puede ser esta la oportunidad de salir a la caza de nuevos mercados.

En fin, tranquiliza pensar que este barco no hará aguas, así que podemos esperar un cierre de año difícil pero no crítico. Es tiempo también de planear y a partir de este mes de noviembre plantearnos metas, hablar con expertos como los de CREDITUM y pensar que es momento de capitalizar a través de créditos de capital para enfrentar un año que comenzará retador, pero con esperanza. Mientras tanto, me daré una vuelta a casa, tal vez el tema del agua sea algo que ya no tenga que ponerme palabras en la boca.

 

César Benedicto Callejas

Escritor. Investigador SNI

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