Por estas fechas las necesidades comienzan a apretar a las empresas y a las personas; en la búsqueda de recursos, los préstamos para empresa figuran siempre en nuestra mente; sin embargo, antes de recurrir a ellos hay que tener muy claro qué es lo que se quiere y para qué se quiere.Expertos como CREDITUM, hacen notar varias cosas que es necesario tomar en cuenta; por un lado, el crédito es un producto que está en el mercado, así de extraño como puede sonar, no es una ayuda ni un negocio, es así, un producto y como tal quienes lo colocan lo ven como algo que tienen que vender e igual que se compra un auto o una casa uno debe tener claro cuáles son las necesidades a satisfacer con el producto que se compra.
Para tenerlo claro hay que plantearse, primero, un proyecto; a dónde quiero llegar con el dinero que pienso percibir por concepto de crédito empresarial; eso es quizás lo más importante porque de ello depende tanto el monto como el plazo y las características; hay que contemplar que el crédito trabaje de modo que pueda pagarse a sí mismo en la medida de lo posible, de lo contrario lamentaremos en el mediano plazo que nos lo hayan otorgado.
No es sólo cuestión de ver el flujo de nuestros ingresos, sino que el crédito pueda convertirse así mismo, en ingresos.
En segundo término, los créditos pymes, por ejemplo, incluyen la presentación de los proyectos para la recuperación del crédito; ahí hay que hacer uso de una buena planeación de manera que sepamos cuál es el plazo más cómodo y el monto real que se puede pagar, una reserva de capital sobre el propio crédito puede ayudar a hacer más suave el trance del pago y, por último, considerar el crédito como una oportunidad para subir la calificación crediticia de la empresa; pagar a tiempo constituye un medio para obtener más créditos.
Una vez que se tienen claros estos conceptos acercarse al experto es vital. Generalmente los bancos son la primera opción a la que el empresario promedio recurre, pero eso es tanto como tener una visión parcial de la oferta; muchas otras instituciones financieras otorgan créditos. Sin embargo, del mismo modo en que la empresa será sometida al estudio para ser beneficiaria del crédito, en nuestra búsqueda es necesario considerar los antecedentes de la empresa financiera con la que pensamos contratar. El negocio financiero se basa en dos elementos fundamentales; la confianza y la estabilidad, hay que procurar encontrar opciones que reúnan estos requisitos, no basta con encontrar una buena oferta, es importante ver quién la hace, como la presenta y cómo nos orienta en la búsqueda de soluciones a la problemática que enfrenta la empresa. Dicho de otro modo, un buen otorgante de crédito no es un vendedor de recursos, es un asesor que deberá analizar el proyecto que se le presenta, estudiar con el solicitante sus recursos y posibilidades y ofrecerle el producto que mejor se adapte a sus necesidades; es decir, que trabaje de la mano con el solicitante del crédito y juntos encuentren la solución adecuada. Al solicitar un crédito hay que acudir con mente abierta y me refiero al hecho de que nuestras necesidades nos impiden ver el panorama completo que puede contemplar el experto con mayor soltura e inteligencia; no es raro que las opciones que considerábamos mejores para nuestro negocio, finalmente era la menos adecuada y en ocasiones, recursos y medidas que no estaban en nuestro campo de visión aparecen como las óptimas para lograr las metas, eso se logra sólo a través del trabajo de un experto que ponga en nuestras manos los elementos de juicio adecuados.
El Buen Fin, es un buen ejemplo de estos casos; uno acude tarjeta en mano ávido de buenos plazos y buenas ofertas y termina comprando todo aquello que no necesitaba y que ni siquiera pensaba comprar; al cabo de diez meses, las tarjetas de crédito comienzan a mostrar sus dientes afilados y es natural, el vendedor de colchones o de herramientas no es un asesor de crédito y no tiene porqué preguntarnos si en realidad necesitamos un martillo neumático, eso es cosa del comprador y, como se dice, al cliente, lo que pida. Siendo consecuentes, quien acude a esas ofertas de crédito y tiene planeado el producto y la forma en que va a pagarlo, sin duda logrará un buen ahorro y un uso adecuado de su crédito.
Pensado así, el trabajo del promotor de crédito se concibe más como un asesor que busca ofrecer soluciones conjuntas con su cliente; esto es, un facilitador en un mundo que suele ser complicado si no se le conoce, como el de las finanzas, pero que en buenas manos reporta más opciones de las que generalmente solemos imaginar.
Si es momento de solicitar un crédito empresa, no es cuestión de valor o decisión, lo es de planeación y asesoría.
César Benedicto Callejas
Investigador SNI
@cbch70