Vivimos en una sociedad que, desde niños, nos enseña a prepararnos; es decir, una lección que deberíamos tener bien aprendida es que no se puede ir a ningún sitio sin planear antes una ruta crítica y, aunque parezca tan elemental, es un consejo que solemos desestimar porque lo tenemos tan obscuramente guardado en lo básico que no es extraño que lo pasemos por alto. Por otra parte, uno de los errores habituales del sistema educativo tradicional, en el cual fuimos formados todos los adultos de la actualidad, fue hacernos poco hábiles para emprender, asumir riesgos y generar riqueza, nos enseñaron a ser obedientes, a cumplir reglas y a buscar un buen empleo en donde el escalafón nos permitiera ir subiendo de rango a través de los años, pero nos atoramos y aterramos cuando no tenemos la línea de mando o cuando tenemos que abrir nuestra propia brecha.
En CREDITUM pensamos que esta carencia en muchos casos se ve reflejada para la obtención de un crédito, Bancos y Financieras muy estructuradas con procesos diseñados con tal dureza y severidad que parecieran poco flexibles para solucionar problemas específicos y sobre todo para entender las necesidades y el negocio de sus clientes.
En CREDITUM estamos habituados a encontrar soluciones nuevas a problemas particulares, justo en el momento en el que el empresario se presenta a solicitar un crédito, para muchos comienza un calvario que no tiene por qué ser así; el punto está en prepararse para solicitarlo, tener consciencia de sus alcances y hacer la tarea previa para lograr el objetivo.
Uno de los secretos principales está en la correcta definición de un plan de negocios; definir si el negocio es necesario en el lugar donde está ubicado, si tiene el mercado necesario; es decir, necesita lograr un argumento válido para su propio negocio; pocas cosas enrarecen más el ambiente de una negociación de crédito como aquellos proyectos en los que no se ven con claridad los medios, los objetivos y los mecanismos. Del mismo modo en el que el empresario desea saber con claridad meridiana cómo y cuándo recibirá el dinero del crédito que solicita, el financiador querrá saber cómo y cuándo recibirá sus beneficios; este ámbito de mutua claridad se traduce para el empresario en la mejor definición posible de las características del negocio y sobre todo, del objetivo para el cual se requieren los recursos, la generación de recursos para su pago y las previsiones coherentes para lograrlo. Esta es una de las etapas en las que se frustra un buen negocio; el problema suele estar no en el negocio por sí mismo, sino en la forma en la que se crea, se detalla y se expone. En otras palabras, la dificultad no está en el negocio sino en la manera en que lo exponemos ante nosotros mismos y ante el financiero, para obtener los recursos que necesitamos; aquí es donde vale la pena invertir esfuerzo, imaginación y conocimiento.
Claridad y conocimiento del mercado y el negocio son las llaves maestras.
La segunda parte de las tareas previas a la hora de solicitar un crédito PYME es, ya lo decíamos, el conocimiento del mercado y las bases de un buen proyecto, esto no quiere decir que las ideas innovadoras estén descartadas, lejos de ello, la experiencia y el conocimiento se traducen en poder prever, con una certeza razonable, cómo reaccionará nuestro mercado, cuáles son sus áreas saturadas y cuáles las de oportunidad; cómo es que ese recurso que eventualmente se recibirá, podrá multiplicarse y cómo es que quien lo solicita podrá encontrar los mecanismos para crear, distribuir o vender, cualquiera que sea su ramo de actividad.
Por último, una vez definida la ruta del negocio, también es necesario definir las necesidades financieras; es decir, el eje del crédito no está en la cuantía de lo que se solicita sino en las condiciones en las que se adquiere, el monto y tipo de interés, los plazos, los avales, en fin, definir con absoluta claridad porqué se requiere tal o cual cifra; hay que tenerlo bien claro un negocio que necesita dos millones no saldrá adelante con menos, pero puede obtenerse lo que se requiere si se puede justificar y los intereses y plazos son acordes con la realidad de la capacidad de pago. Si el solicitante logra en la primera tarea que ofrece un negocio interesante, en la segunda que es viable y en el tercero que es rentable, entonces, obtener un financiamiento es verdaderamente una herramienta de crecimiento y una experiencia empresarial enriquecedora.
Oscar F Reyes Álvarez
Ceo Creditum