Habitualmente tengo mis juntas periódicas con los expertos de CREDITUM, me agradan porque resultan como esas reuniones en las que uno, a cambio de una pequeña aportación de conocimiento, recibe mucho a cambio. El Talmud, uno de los textos sagrados del judaísmo, tiene una frase que siempre me ha impresionado mucho: tenemos dos oídos y una boca para hablar la mitad de lo que escuchamos. Con ellos lo hago así y siempre es gratificante.
Me dicen, con conocimiento, que dos de los elementos por lo que las PYMES no se animan a exportar son el miedo y la ignorancia; miedo a la competencia en el extranjero, una especie de desconfianza en nuestros propios productos que heredamos de viejos modelos económicos e ignorancia, relacionada con lo anterior, a no también a no conocer el intrincado mundo de la regulación en exportación y a no saber qué productos pueden tener acogida favorable y en qué lugares. Desde luego, conforme la plática avanza, se van revelando algunos datos que son importantes y que pueden servir para tomar una decisión de esta naturaleza.
Hay que considerar que México está de moda; así como suena. Nuestros problemas de violencia, las turbulencias electorales figuran en un nivel de discusión distinto de la percepción de nuestra cultura y nuestros productos fuera de nuestras fronteras; es decir, no debe desanimar a quien puede exportar, que la imagen mengue sus posibilidades en el exterior; por el contrario, hay que considerar que no sólo en los Estados Unidos – que siempre es una opción atractiva – hay mercados ávidos de productos mexicanos; conviene acercarse a las cámaras de comercio, a las instituciones de comercio exterior para verificar cuáles es la demanda de nuestro producto en las regiones que al alcance de la mano. Lo importante es tener conciencia de que estamos en el mundo y el mundo quiere nuestros productos.
Esta idea general es la base sobre la cual caminar. En CREDITUM me dicen también, ya en el momento del café, que una vez que se ha hecho una idea de por donde caminar, el empresario gana confianza evaluando los productos susceptibles de ser exportados, sobre sus productos y servicios elegidos, realiza un análisis de calidad, se informa sobre los estándares internacionales y verifica si es necesaria una inversión, un crédito de capital, o un crédito PYME, es ahí donde los expertos de CREDITUM, ofrecen asesoría para el empleo de ese capital y la forma de reforzar el modelo de producción para lograr un proyecto exitoso.
El camino se va allanando de esa manera y lo que parecían al principio solo problemas se va ofreciendo como un abanico de posibilidades; Asia y Europa ofrecen atractivos mecanismos para muchos productos mexicanos; es asombrosa la cantidad de nichos no aprovechados en países como Chile o Perú con quienes se tienen buenos acuerdos económicos; el análisis, así entendido se perfila como un cálculo en el que se evalúa el mercado a conquistar, los beneficios que puede proveer y la inversión necesaria para hacer competitivo el producto.
Hacia el final de la charla, las cosas han quedado bastante claras; ubicado el producto y el mercado, establecidos los mecanismos para hacerlo competitivo, se pueden concretar los acuerdos de la exportación. De nuevo es necesario volver a vencer al binomio miedo-ignorancia; aparentemente, la existencia de la legislación nacional, de la extranjera y de la internacional, debieran hacer el mecanismo sumamente difícil; nuestras experiencias aduanales no son del todo gratas y nos hacen temer que al final las cosas no resulten como están planeadas; sin embargo, el punto no está en esos escollos sino en comprender que los mecanismos jurídicos de comercio están diseñados para hacer ágiles las operaciones, para hacerlas posibles y para hacer su concreción de manera habitual y cotidiana. La experiencia de los posibles compradores en el extranjero, las líneas de asesoría que ofrece la Secretaría de Comercio y las instituciones de exportación brindan información más que suficiente para lograr los objetivos.
Me voy satisfecho, me han quedado claras muchas dudas y me convenzo, cada vez más que la asesoría del experto es indispensable en un mundo como éste en el que vivimos y en el que tenemos que movernos. Pero lo que los expertos no pueden hacer por el empresario, grande o pequeño, es generar tomar la decisión, generar el impulso y atreverse a a aprovechar este momento en que nuestro país es visto en muchos lugares con unos ojos menos turbios de lo que nuestra experiencia cotidiana condiciona.
César Benedicto Callejas
Abogado. Investigador SNI
@cbch70